Mekare [completa]

DESCRIPCION PSICOLOGICA

HISTORIA

Poco y nada recuerdo de mi vida anterior a esta, la mayoría de los recuerdos han sido suprimidos de mi memoria junto con el dolor que me pueda provocar, por lo que sólo la recuerdo a grandes rasgos. Recuerdo que vivía con mi madre y mi hermana mayor en el Monte Carmelo, alejados de ese asqueroso pueblo que tanto odiaba. Aunque vivíamos tranquilas nunca nos trataron con amabilidad, porque éramos brujas. Sí, éramos tan poderosas como para cambiar el clima o hablar con espíritus, algo totalmente natural para nosotras.

Puedo recordar como nuestros días de paz se vieron arrancados desde el día en que el rey de esas tierras nos invitó a su palacio, era una invitación muy cortante, recuerdo la cara de nuestra madre al recibir al mensajero, sin embargo nos negamos. Jamás habíamos salido de nuestras tierras, ¿por qué hacerlo por un simple humano?

Cosas raras comenzaron a ocurrir, los espíritus estaban inquietos, muchos desaparecían o abandonaban nuestras tierras, jamás había ocurrido eso. Un día llegó un demonio a nuestra casa, nos ofrecía su ayuda diciendo que consumía la sangre humana por placer y sin embargo yo me reí, era un espíritu, ¿cómo iba a consumir sangre? Nuestras burlas hicieron que Amael nos demostrara sus poderes, para nuestra desgracia eligió a nuestra madre, la cual cayó gravemente enferma y después de seis meses aproximadamente murió.

En ese tiempo era muy sentimental, la muerte de mi madre fue un golpe duro para nosotras por lo que queríamos hacer un funeral que era tradición para nosotras. Nos comeríamos una parte del cuerpo de nuestra madre y, para mi fortuna, el corazón sería mío. Antes de comenzar a comer nos detuvieron, los guardias del palacio nos llevaron al Castillo por canivalismo, según ellos estaba prohibido. Todo era una mentira, al llegar al palacio la reina Akasha comenzó a hacer preguntas que no venían al caso, estaba enojada, ¿para eso interrumpen una tradición sagrada?

Mi hermana no respondió a ninguna de sus preguntas, fue muy prudente al guardar silencio, sin embargo yo estaba muy enojada y la ira es muy difícil de contener. Abrí mi boca para que mis pensamientos se convirtieran en palabras sin filtro alguno, le dije palabras horribles a ella y sus asquerosos “dioses”. Su cara se deformó ante mis palabras y en un intento por salvar nuestras cabezas invocamos a Amael, quien la atacó con gusto. Gracias a nuestros actos debimos demostrar que no éramos peligrosas, algo totalmente absurdo si me preguntan, sin embargo nos obligaron y el mayordomo nos violó a las dos, enfrente de todo el mundo. Esa fue mi primera vez.

Maharet estaba enojada con el demonio por no protegernos de aquello, le pidió que se fuera y claro que con el fuerte carácter de mi hermana él no tuvo más posibilidades que dar un paso atrás. Las dos estábamos destruidas, sin embargo ella siempre fue más fuerte y, al saber que estaba esperando un hijo del mayordomo, se volvió aún más fuerte, ella si era madura, una líder innata.

Nos alejamos de todo, nos encerramos a vivir nuestras vidas con mi pequeña sobrina Miriam y nos olvidamos del resto del mundo. No recuerdo muy bien esa época, debió ser tranquila. Como toda nuestra vida desde el momento en que nos mezclamos con esa gente fue interrumpida de nuevo, el mayordomo nos fue a buscar para calmar a Amael que estaba causando problemas por Egipto. Intentamos explicarle que nuestra madre era la que podía manejar esta clase de espíritus, nosotras no teníamos el poder de hacerlo y aún así nos llevaron al palacio. Cuando mi hermana maldijo a Akasha prometiendo que la mataría notaron que decíamos la verdad al decir que no podíamos hacer nada, se nos torturó, iban a tirarnos al mar pero se les ocurrió un mejor castigo y nos convirtieron en lo que ahora somos, vampiros.

Se me separó de mi hermana, no supe más de ella y aún así logré vivir en un mundo extraño para mí. En alguna que otra ocasión escuché a algunos vampiros hablar y aprendí algunas cosas, muy pocas pero suficientes para sobrevivir. Por alguna razón que en ese tiempo desconocía comencé a volverme Hermosa, la costumbre de vivir bajo la sombra de mi hermana había sido olvidada y comencé a vivir de mi físico. Los humanos estaban maravillados conmigo y me llamaban “belleza estoica” o “Afrodita”, mi fama se extendió por todo su mundo y me volví una modelo famosa.

Las pasarelas, el glamour y la fama comenzaron a ser naturales para mí, como si se tratase de respirar. Rodeada de la admiración de los humanos nunca vi un vampiro, por lo que olvidé lo que era. Comencé a obtener poder y fue cuando mi mundo, los siglos vividos entre humanos chocaron con la vida nocturna que nunca viví. Ellos dominaban gran parte de lo que respectaba a la política y el poder, la información me llegaba con facilidad y nunca le tomé el peso hasta ese momento, sabía tanto como para ser asesinada.

Comencé a buscar protección, comencé a inmiscuirme en asuntos de mi raza y note lo lejos que había estado. Siglos y siglos de vida apartada sin haberlo notado, asta que supe sobre la muerte de Akasha y los logros de mi hermana, la “princesa”. Bella, inteligente, líder natural, se había convertido en todo lo que yo no podía ser y volvería a vivir bajo su sombra. Estaba harta, esconderme ya sea del mundo como en la sobra de mi hermana era ridículo, alguien como yo no podía vivir así.

En ese momento, un poco antes de reencontrarme con mi hermana supe la existencia del Sabbat y de alguna manera me encontraron. No sé muy bien como fue, pensándolo ahora creo que fue cosa del destino, yo los buscaba, ellos me buscaban, eso no importa. Me uní a ellos en secreto y con todo un plan en mente me uní a la camarilla, sin que mi hermana lo notara filtraba información de las decisiones y dejaba que algunos miembros entrar por cualquier cosa.

Era una traidora, tanto de principios como de sangre y aún así no sentía remordimiento alguno, esos sentimientos los perdí cuando era joven, cuando estaba en las calle alimentándome de lo que sirviera. Una vez lista la base del plan comenzamos a funcionar y realicé la peor de las traiciones a la sangre.

Entregué a mi hermana al inframundo, entregué a la única persona que compartía mi sangre, a la única persona en este mundo que parecía querer comprenderme. Aún así todo era necesario, el mundo estaba en Guerra otra vez y necesitábamos a la nueva líder, jamás imaginé que ahora debía rendir honores a Akasha, la nueva líder vampiro, sin embargo no me molestaba. El resto de la historia no tiene importancia, por lo que no contaré más ni menos que esto.

Es un buen momento para que empiece la revolución.

EXTRAS

Sufre síntomas psicológicos de ataques de pánico en ciertas ocasiones, es recelosa con su espacio personal.